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Suiza frente los problemas y dilemas morales del uso de la Inteligencia Artificial
Suiza es uno de los países líderes en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), este es un software que, basándose en el procesamiento de grandes cantidades de datos, aprende a pensar y tomar decisiones como un ser humano.
Suiza busca liderar en términos de estándares éticos relacionados con la inteligencia artificial (IA). Pero, ¿por dónde comenzar para asumir el papel pionero y que sirva como inspiración para otros? Gracias a su estatus de país neutral y a su sólido sector de investigación, Suiza tiene el potencial para desafiar los enfoques dominantes de China y Estados Unidos, convirtiéndose en un tercer polo de investigación en IA que «no funcione como una sociedad o una empresa estatal», estableció el alcalde de Davos, Philipp Wilhelm.
Existe un amplio consenso en que son necesarias reglas y definiciones claras que tracen los límites éticos. Con este fin, el gobierno suizo ha establecido el grupo de trabajo interdepartamental «Inteligencia Artificial», quien considera que si bien importante que “Suiza aproveche el potencial que surge de las nuevas posibilidades ofrecidas por la inteligencia artificial», esta abordar los riesgos asociados con el uso de la IA y tomar medidas a tiempo.
Dadas las grandes diferencias en los valores éticos fundamentales que se aplican en diferentes países, existe una gran incertidumbre sobre la posibilidad de lograr una regulación uniforme de la IA en un contexto internacional. Sin embargo, en más de la mitad de las declaraciones se mencionan cinco valores fundamentales: transparencia, justicia y equidad, prevención de daños, responsabilidad y protección de datos y privacidad.
Debido a que, el uso de IA en el trabajo conduce pronto a la racionalización de empleos, el investigador suizo Xavier Oberson se encuentra entre aquellos que proponen establecer un impuesto o tasa al uso de robots para trabajos tradicionalmente realizados por personas. Según el profesor, los ingresos de dicho impuesto deberían ser destinados al financiamiento de seguros sociales y la formación de desempleados.
Fuente: Swissinfo