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Suiza, que creó el primer vehículo de hidrógeno, se queda atrás en la carrera del combustible verde
El uso del hidrógeno como propulsor de vehículos en Suiza tiene sus inicios en 1813 en Vevey, Cantón de Vaud con François Isaac de Rivaz, quien ideó el primer carro de madera impulsado por hidrógeno.
Unos años más tarde, en 1838, el químico y físico suizo Christian Friedrich Schönbein publicó el principio de la pila de combustible, que se utiliza hoy en día para obtener electricidad a partir de hidrógeno y oxígeno.
El hidrógeno es el elemento más abundante en el universo y en su forma molecular (H2) se utiliza para producir sustancias químicas, por ejemplo amoníaco, o combustible. Su combustión, precisamente, libera energía sin emitir CO2.
Actualmente, el hidrógeno verde se considera el «arma suiza para luchar contra la descarbonización», afirma Steven Schenk, investigador de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL). El hidrógeno puede producir, transportar o almacenar energía y es una alternativa ecológica a los combustibles fósiles. Schenk ha trabajado en el desarrollo de un electrolizador, un dispositivo que utiliza la electricidad para producir hidrógeno a partir del agua, más eficaz y barato que los sistemas existentes.
Este es uno de los muchos proyectos suizos en el campo del hidrógeno renovable. A principios de octubre, la empresa energética Groupe E informó que había dado un «paso de gigante en la transición energética de Suiza» con la inauguración de una planta de producción de hidrógeno ecológico en la central hidroeléctrica de Schiffenen, en la Suiza francófona. Es la cuarta planta de este tipo que funciona en el país.
Más recientemente, se ha creado en Suiza la primera industria verde del hidrógeno por iniciativa del sector privado. Se trata de un consorcio formado por un centro de producción, una red de estaciones de servicio y una flota de unos cincuenta camiones de hidrógeno.
Para Suiza el hidrógeno verde es clave para descarbonizar aquellos sectores para los que la electrificación, es decir, la sustitución del carbón o el petróleo por electricidad renovable, no proporciona suficiente energía o calor, explica Motz. Se refiere, por ejemplo, a la industria siderúrgica y al transporte pesado de larga distancia. El hidrógeno también desempeña un papel en el almacenamiento y transporte de energía generada a partir de fuentes renovables.
No obstante, el país alpino no cuenta con una estrategia nacional para el hidrógeno. Suiza podría incluso quedar excluida del desarrollo de infraestructuras de transporte de hidrógeno en el continente, ya que aún no existe un acuerdo energético entre el país helvético y la Unión Europea.
Fuente: Swissinfo